El Forjista

El diario La Nacion y el nazismo

La desopilante comparación efectuada por el diario La Nación entre el nazismo y el gobierno kirchnerista no debe entenderse como una burrada de estos voceros de la clase dominante argentina.

No son ignorantes y por lo tanto no desconocen que el kirchnerismo se encuentra exactamente en las antípodas del régimen nazi, pero esta comparación tiene manifiestas intencionalidades políticas que trataremos de analizar brevemente.

Entendemos que este disparate tiene dos finalidades, una de las cuales no deja de provocar escozor entre quienes preferimos vivir en un régimen democrático y con ciertos niveles de tranquilidad y concordia.

Si el kirchnerismo fuera una réplica argentina del nazismo se justificaría recurrir a cualquier medida para derrocarlo, viendo la violencia de la oposición y los medios dominantes que se evidenció en cada uno de los cacerolazos y las actividades desestabilizadoras desplegadas por organizaciones como la Mesa de Enlace, no parece nada disparatado pensar que en cualquier momento puedan intentar actos violentos con la finalidad de debilitar al gobierno, mucho más cuando esos sectores carecen de apoyo popular y por lo tanto no pueden llegar al gobierno mediante el voto.

La otra intención de estos voceros de la oligarquía es posibilitar que al imponer el temor al nazi-kirchnerismo, los sectores de la oposición corran a agruparse en opciones electorales sin importarles que lo único que los una sea el espanto. Los grupos hegemónicos vienen bregando por unir al vinagre y el aceite y alentando cualquier contubernio con tal de dar por finalizada esta pesadilla que para ellos es el kirchnerismo, sin importarles la carencia de planes y la incapacidad manifiesta de los opositores para gobernar.

Pero aún cuando estamos convencidos que ellos saben perfectamente que no hay nada más alejado del nazismo que el kirchnerismo, tal vez sea razonable comentar algunas cuestiones sobre el régimen nazi para comprobar no sólo la distancia con el gobierno nacional sino la cercanía con quienes proponen este intento descalificador.

 

El desprecio por la democracia

Los escribas de La Nación no parecen haberse dado cuenta aún que estas afirmaciones son profundamente antidemocráticas cada vez que señalan que el nazismo también llegó por el voto popular. ¿Qué pretenden entonces suprimir el voto?

La Nación tiene una larga tradición de haber apoyado muchas de las dictaduras que asolaron el país y haber enfrentado a todos los gobiernos nacionales elegidos por el voto popular, por lo que no puede resultar extraño que deteste el voto de los humildes que por lo general eligen gobiernos que no defienden a la oligarquía de la cual el diario es su vocero.

Además el diario fundado por Bartolomé Mitre mostró su simpatía con el régimen nazi en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, para ellos Hitler era la esperanza para terminar con el comunismo y el socialismo, recién cuando el Fürher enfrentó a Inglaterra lo comenzaron a cuestionar porque el diario siempre fue partidario de la sumisión de nuestro país a la Corona Británica.

Pero como veremos lo que menos caracteriza al nazismo es haber llegado por el voto popular, decir solamente esto sin informar todo lo demás, muestra no sólo el desprecio por la democracia de estos sectores dominantes sino que se intenta embellecer ese régimen criminal que fue el nazismo.

 

El acceso al poder

El primer intento del Partido Nacional Socialista para llegar al poder fue a través de un golpe de estado frustrado que realizó el 8 de noviembre de 1923, Adolfo Hitler fue detenido y condenado a 5 años de prisión de los cuales sólo cumplió nueve meses, en prisión Hitler escribió su tristemente célebre libro Mi lucha, un compendio de razismo y odio.

O sea que recién después de fracasar en el intento de tomar el poder por la fuerza ese partido comenzó a participar de la vida democrática.

En las elecciones de 1928 el partido Nazi obtuvo apenas 12 escaños, pero la situación caótica por la que pasaba Alemania le posibilitó obtener 107 diputados en 1930 y 230 en 1932.

En 1932 se realizaron elecciones a presidente donde fue elegido el mariscal Hinderburg que obtuvo el 49 % en la primera vuelta y 53% en la segunda, en esa elección Hitler obtuvo 30 en la primera y 36 % en la segunda.

Luego de esa lección Hinderburg fue presionado por el empresariado y las Fuerzas Armadas de convocar a Hitler que era la esperanza de los grandes industriales alemanes para concluir con la influencia de los sindicatos y de los partidos políticos comunista y social demócrata. Por esa alianza Hitler en enero de 1933 fue designado Canciller que es el nombre en Alemania a la función de Primer Ministro.

El 27 de febrero de 1933 fue incendiado el Reichstag, el Parlamento Alemán, lo que fue utilizado por los nazis para acusar a los comunistas y socialistas, comenzando la persecución a los partidos de izquierda, en ese marco de cercenamiento de las prácticas democráticas se realizaron las elecciones en marzo de ese años donde los nazis llegaron a obtener el 44 % de los votos y 288 diputados.

El 2 de agosto de 1934 con la muerte de Hinderburg, Hitler es designado presidente y quedó con el poder absoluto.

Pero a partir de ese momento se clausuró el Parlamento, se prohibieron los partidos políticos salvo el nazi, también se clausuraron los sindicatos, se controló la prensa férreamente, se prohibieron y quemaron libros.

Esta reseña nos muestra que los nazis sólo acudieron a la democracia luego que se les cerraron los caminos violentos, que llegaron al gobierno por un acuerdo con otras fuerzas luego de conseguir el apoyo de un tercio de la población, o sea que mientras se respetaron las prácticas democráticas nunca tuvo un apoyo mayoritario de la sociedad y que cuando llegaron al poder eliminaron todo vestigio de democracia.

 

Un régimen violento

La violencia fue una de las características principales del nazismo, en la conocida como “La noche de los cuchillos largos” que se desarrolló el 30 de junio de 1934, el régimen asesinó a unos 200 militantes nazis que mostraban cierto cuestionamiento a que Hitler haya acordado con los mayores empresarios alemanes y desistiera de cualquier barniz socialista.

El 9 de noviembre de 1938 se produjo “La noche de los cristales rotos” en la cual se atacaron salvajemente las propiedades de los ciudadanos judíos, fueron destrozadas sinagogas e instituciones vinculadas a esa colectividad. Se estima que ese día murieron unas 90 personas.

La persecución al pueblo judío fue de una saña muy pocas veces vista en la historia de la humanidad, al principio del régimen se les quitó la nacionalidad alemana y se les prohibió ejercer sus profesiones, luego se crearon guetos y campos de concentración donde se aniquilaron a millones.

En el gueto de Varsovia se llegó a concentrar a cientos de miles de judíos que vivieron hacinados y condenados al hambre, en 1943 se produjo un heroico levantamiento al que los nazis respondieron arrasando el lugar.

Pero el aniquilamiento no se limitó a los judíos, en los campos de concentración donde había cámara de gas y hornos crematorios para matar masivamente, también fueron asesinados gitanos, homosexuales, políticos de izquierda y enfermos mentales.

También el régimen tuvo una política expansiva de agresión hacia otros países, en marzo de 1938 se anexó Austria, y en 1939 ocupó Checoslovaquia, la invasión de Polonia el 1° de septiembre de 1939 dio inicio a la Segunda Guerra Mundial, las invasiones siguieron con Francia, Bélgica, Holanda, Rusia y otros países.

Este expansionismo nazi buscaba el saqueo de los recursos naturales de los países agredidos y también obtener mano de obra esclava para ponerla al servicio de la industria alemana. La alianza entre la burguesía y el nazismo es una de las cuestiones que se pretendió ocultar porque muchos de esos grupos económicos continuaron actuando en la economía de ese país, sin ser molestados a pesar de su complicidad. Aquí pasó con los empresarios que apoyaron y se beneficiaron con la dictadura, recién ahora se comienza a correr el velo de la colaboración civil en los años sangrientos. No es casualidad que La Nación haya sido uno de esos grupos.

 

El kirchnerismo en las antípodas

La senadora Beatriz Rojkes de Alperovich es presidenta provisional del Senado, fue la primera mujer en presidir el Senado, es la segunda en la sucesión presidencial luego del vicepresidente y es una ciudadana judía, por ausencia de la presidenta y el vicepresidente llegó a ocupar la presidencia por un día, siendo la primera persona de ese origen en llegar a la presidencia. También el Ministro de Relaciones Exteriores es un ciudadano de ascendencia judía. Pensar que un judío podía ocupar alguno de estos cargos en la época nazi es un insulto a la inteligencia de los seres humanos.

Como dijimos los homosexuales en la Alemania nazi tenían por destino los campos de concentración donde terminaban inexorablemente asesinados, en la Argentina kirchnerista se aprobó el matrimonio igualitario, obviamente huelgan las palabras para marcar la inmensa diferencia, salvo para la Nación.

Los cambios profundos en la Argentina también transformaron la mentalidad en mucha gente, al punto que el líder del PRO, Mauricio Macri, pensaba hace algunos años que la homosexualidad era una enfermedad, lo cual muestra que el kirchnerismo también ha influenciado a sus más enconados enemigos, aunque aún no ha podido modificar la ideología reaccionaria del diario mitrista.

El nazismo destruyó los sindicatos por lo cual era impensable pensar en paritarias, sistema restituido en la presidencia de Néstor Kirchner, tampoco a nadie en Alemania se le ocurría realizar una huelga o una marcha como Micheli y Moyano organizan periódicamente contra el gobierno.

Nadie podría imaginar una Revista Noticias en Alemania injuriando a Hitler o acusándolo de ser bipolar o con dibujos que mostraran al Fürher excitado sexualemente como realiza el pasquín de Fontevecchia para intentar desprestigiar a nuestra presidenta, la libertad absoluta que vive el país en estos momentos ni siquiera es factible en los denominados países democráticos occidentales mucho menos hubiera sido posible en la Alemania Nazi.

El kirchnerismo ha reivindicado las banderas históricas de San Martín y Bolívar de Unidad de los países de América Latina, esta política ha permitido poner un dique de contensión a las pretensiones de las grandes potencias. Mientras el nazismo fue agresión y dominación, el kirchnerismo alentó las acciones comunes con los países hermanos, incluso con aquellos gobiernos con los que puede haber diferencias ideológicas.

Por lo que estamos analizando, si vemos la cuestión desde Argentina podemos señalar de manera categórica que el kirchnerismo es la agrupación política más antagónica con el nazismo, a pesar de las patrañas del diario de la oligarquía que como señalamos está buscando una reacción, dentro o fuera de los marcos de la democracia, para terminar con este proyecto nacional y popular que se ha convertido en la pesadilla de la oligarquía.

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